lunes, 24 de octubre de 2011

LINEAS DESCONECTADAS.




En el estudio anterior  aprendimos que la oración es el medio por la cual nos comunicamos con Dios. Al mismo tiempo es menester entender que hay diferentes canales por las cuales Dios se cumunica con nosotros. El más grande canal de comunicación es su palabra de cualquier manera antes de estudiar ese canal debemos saber que en nuestro intento de escuchar la voz de Dios, algunas veces hay un "corto circuito," que nos desconectará de la presencia de Dios. ¡Dios nunca contradice su palabra! De manera que si estamos desobedeciendo la palabra de Dios de una manera deliberada, no podremos escuchar la voz de Dios hasta que nos deshagamos de esa "mala conexión". Pecado sin confesión ha mantenido al hombre sin comunicación con Dios, desde el principio de los tiempos. Conociendo de antemano que pecado sin confesar nos mantiene alejados de Dios, entonces la pregunta sería  ¿Cómo podremos deshacernos de eso?  Hay una historia acerca de las cascadas del Niágara, que nos enseña una grande lección acerca del pecado y del efecto que tienen en nuestras vidas. Durante los meses del invierno, en su jornada hacia el sur, los pájaros con frecuencia se detienen en las cascadas del Niágara  para tomar agua y descansar un poco. Al acercarse para tomar agua que casi está a punto de helarse, pequeñas gotas de hielo se forman en sus alas. Cuando los pájaros regresan a tomar más agua, más hielo se forma en sus alas hasta que no pueden salir de entre las aguas. Al aletear sus alas con todas sus fuerzas, los pájaros caen en la cascada  y perecen.  Así como los pájaros, el hombre tiene una tendencia natural de ver hasta donde puede llegar antes de ser visto o descubierto, o ya sea que peresca. Es durante este período de tiempo que uno se "desconecta" de la comunicación con Dios y comienza a ir hacia abajo como en un espiral. Pero las gracias sean dadas a Dios que él nos rescata de esta "línea desconectada" y nos vuelve a "conectar" a través de su gracia.
En el capítulo 7 del libro de Josué, vemos un excelente ejemplo de cómo  trabaja el pecado y trata de destruir a la gente de Dios. En el capítulo anterior vemos como Dios les permitió a los isrealitas conquistar la ciudad de Jericó ( solo por obediencia y nada más) y comenzó a mostrarle a los isrealitas que si seguían su guianza, ellos continuarían siendo prosperados a travéz de El. Pero al principio del capítulo 7, comienza diciendo, "pero los hijos de Israel cometieron una prevaricación en cuanto al anatema..."  En otras palabras,  inmediatamente después de que Dios los libró y  entregó al enemigo en sus manos, Israel cometió un pecado y perdió el favor en los ojos  de Dios. Acán, un isrealita, y su nombre a manera de coincidencia se traduce como "problemas," robó y escondió tesoros en su propia casa. Su casa estaba en Israel por lo tanto Dios se enojó y castigó a Israel, dejándolos que cayeran  en manos de un pueblo mucho más débil, la tribu de Hai. Esta fue una  llamada de antención para Josué, él entonces sin perder tiempo, cayó sobre su rostro y buscó la misericordia de Dios. Dios le informó a Josué acerca del pecado de Israel y le dijo lo que hiciera:QUE LO DESTRUYERA! Si no fuera así Israel continuaría sufriendo derrota y seguiría desconectado. La siguente mañana, Josué destruyó a Acán, a toda su familia con sus posesiones. Como cristianos, la historia de Acán e israel representa exactamente la manera en que debemos tratar con el pecado cuando entra en nuestras vida y nos desconecta de Dios: búscalo, encuéntralo y destrúyelo rápidamente. No solamente eso, pero la historia también nos dice cómo nos podemos "reconetar" con Dios  siguiendo los tres pasos que Josué siguió. Primeramente debemos examinar nuestra vida y ver si verdaderamente estamos conectados con Dios,  aun cuando las cosas vayan bien en nuestra vida, siempre debemos detenernos y ver al espejo si estamos en línea con la voluntad de Dios o no. Como te puedes dar cuenta nuestras vidas en casi todos los aspectos se basan en rutinas. Todos estamos bajo cierto horario, y si nos desviamos de nuetra agenda, entonces el resto de nuetros objetivos se pierden. Esta es la manera más fácil de desviarnos de nuestra conexión con Dios. Nos levantamos tarde y vamos a trabajar de prisa, sin tener tiempo para orar, por ejemplo. Ya se terminó el día y no vamos a orar en todo el día porque ya no cabe en nuestra agenda. Es en este tiempo que estamos desconectados de Dios, no podemos escuchar su voz o recibir lo que El tiene para nosotros porque nuestra línea esta ocupada. Quizá haya un ministerio o prosperidad esperando para explotar en nuestra vida, pero como estamos fuera de contacto con Dios perdemos la oportunidad . También puede ser un tiempo en que una tribulación viene a nuestra vida, no importa que tan grande o pequeña, sentimos que es el fin del mundo y no hay escape. Cuando llegamos a este punto en nuetra vida, en vez de culpar las circunstancias o de negar la situación, tenemos que examinarnos a nosotros mismos para llegar a la raíz del problema.
En segundo lugar, cuando nos examinamos y encontramos culpa, debemos aceptar que hay algo mal en nuesra vida. Esto es lo más difícil, pero lo más crucial, porque significa que estamos admitiendo que hay falta en nosotros. Orgullo, arrogancia, perfeccionismo son cosas claves que no nos permiten aceptar nuestras faltas y obtruyen nuestro crecimiento espiritual, madurez y sanidad. Pero, Jesús quiere que nos rindamos completamente a El, y esto no se puede llebar a cabo hasta que reconozcamos que hay pecado en nuestra vida, y que debemos deshacernos de el. Al aceptar que hay pecado en nuestra vida, no solo estamos derribando nuestra barreras, pero también estamos diciendo que sabemos que Dios es el único que puede ayudarnos. De esta manera Dios puede empezar a trabajar y obrar en nosotros para restaurarnos y sanarnos.
En último lugar debemos identificar lo que está mal en nuestra vida y destruirlo, así nos reconectaremos con Dios. La razón por la cual Josué destruyo a Acán y a su familia con sus posesiones, fue porque todo era parte de Acán. Josué sabia que existía la posibilidad que la familia de Acán cayera en el mismo pecado. De esta manera Josué no solo cortó la flor y el tallo, pero tambien destruyó la raíz. Esto nos dice que si bamos a destruir nuestro problema, no podemos deshacernos solamente de un pedazo. Tenemos que destuirlo todo. Debemos sacarlo desde la raíz de una vez por todas. La escritura dice  si "confesamos" nuestros pecados, Dios nos limpiará y nos restaurará. Si somos sinceros en nuestro arrepentimiento, es entonces que podemos reconectarnos con Dios, escuchar su voz y comenzar a servirle con toda nuestra fuerza de acuerdo a Su voluntad.
Escrituras: Josué 6;7; Romanos 6:23; 1 Juan 1:9